En lugar de comenzar explicando qué nos ha llevado a apostar, en infinidad de ocasiones, por el teletrabajo, vamos al grano. Actualmente pasamos mucho más tiempo en casa, incluso para trabajar, y esta situación ha generado grandes cambios en nuestras costumbres y nuestra forma de consumir. Es verdad que, en diversos planos, el ahorro se ha notado y se nota, mientras que en otros aspectos nos hemos visto obligados a gastar más. ¿Volveremos a las oficinas, como antes? Puede ser pero, posiblemente, aprenderemos a organizarnos de una manera más eficiente y continuaremos teletrabajando con miras al futuro. Al menos, parcialmente. Analicemos ahorro y gastos y concluyamos si, finalmente, el teletrabajo es conveniente y se ha de consolidar en nuestro día a día.
El ahorro que se genera al trabajar desde casa
Sobre la base de los datos vertidos por el software EffiWork, utilizado por numerosas empresas para gestionar y controlar el teletrabajo, el ahorro mediante esta operativa se verifica tanto en los resultados corporativos como en el bolsillo de los empleados. De hecho, se estima que las empresas ahorran unos 5.000 euros anuales por empleado, y los funcionarios llegarían a ahorrar hasta 4.000 euros por año. Con matices, por supuesto. Al teletrabajar, evitamos o reducimos los siguientes gastos:
- Transporte. Esta es la reducción de gasto que se percibe de inmediato, ya sea que habitualmente nos trasladamos al centro de trabajo en un vehículo propio, compartido o en transporte público. Junto al ahorro para nuestro bolsillo, el hecho de reducir el tráfico ha logrado limpiar el aire de muchas ciudades, disminuyendo al mismo tiempo la huella de carbono en beneficio del medio ambiente. Y, al no necesitar desarrollar traslados, también se ahorra tiempo y se mitiga el estrés, dos aspectos que, en ocasiones, obviamos, y son realmente importantes.
- Alimentación. En realidad, el ahorro en alimentación puede ser relativo, ya que depende del estilo de vida de cada persona. Si acostumbramos a pedir comida o comer fuera, probablemente lo seguiremos haciendo al trabajar en casa. Igualmente, los cocinillas pueden inspirarse, cocinar y ahorrar un buen pellizco en comida. También podemos tomar el café, los aperitivos y los bocadillos en casa, y siempre tendrán un coste menor que en la cafetería.
- Ropa y calzado. Al teletrabajar la vestimenta sufre un desgaste menor y no necesitamos renovar el stock de abrigos, por ejemplo. De todas formas, para continuar con los buenos hábitos debemos vestir con decoro durante el tiempo de trabajo en casa. Hay que recordar que las teleconferencias son frecuentes y, aun cuando no se vean los pies, la mejor idea es ponerse zapatos cerrados en invierno y un calzado atractivo en verano, pues este simple detalle va a influir en nuestro confort y nuestro dinamismo laboral.
- Vivienda. En ocasiones, las personas deciden residir en la ciudad, pagando un alto alquiler o una hipoteca elevada, para encontrarse lo más cerca posible del centro de trabajo. Al teletrabajar es posible residir a las afueras, que suele ser más económico en diversos aspectos.
Las empresas ahorrarán en consumo energético, limpieza, agua corriente, insumos, agua mineral y café si los proporcionaba a sus empleados y, además, necesitarán de menos espacio para desarrollar su operativa. En este aspecto, tal vez el ahorro se note después del vencimiento del contrato del alquiler (normalmente, tiene varios años de vigencia), cuando la compañía pueda cambiar sus oficinas a un inmueble de menores dimensiones.
¿En qué gastamos más cuando teletrabajamos?
Como se puede intuir rápidamente, el ahorro de las compañías se puede llegar a repartir transformado en gastos que, en principio, deberían asumir los empleados. Para paliar esta desventaja, la Ley del trabajo a distancia ha llegado para establecer las nuevas relaciones laborales, dándoles un marco que regula los derechos y deberes de la empresa y los empleados. De todas formas, al trabajar desde casa deberemos destinar una fracción de presupuesto mayor a los siguientes gastos:
- Energía. Indudablemente, el gasto que más castigaría el presupuesto mensual al teletrabajar es el de la energía. Ordenadores, luces, calefacción, aire acondicionado, mayor uso del microondas, los fogones o la placa vitrocerámica, la cafetera, etc. Por eso, entre las primeras medidas que se deben tomar al comenzar a trabajar desde casa es ajustar el consumo cambiando las bombillas antiguas a bombillas de bajo consumo, encender solo las necesarias, aprovechar al máximo la luz natural, eliminar el consumo stand by y apostar por los electrodomésticos con certificación energética A+++. Otro punto a resolver lo antes posible es el control de la tarifa contratada, en función del consumo total de la casa. Tu mejor opción es solicitar un asesoramiento personalizado a una comercializadora de energía verde y cambiar de compañía de la luz, para conseguir ahorrar dinero y, por supuesto, reducir la contaminación ambiental.
- Conexión a Internet. Generalmente, la conexión que se instala para uso doméstico resulta insuficiente para teletrabajar. Aquí se plantea uno de los problemas del teletrabajo en España, ya que la fibra no llega a todos los rincones del país. Al trabajar es posible que sea indispensable cargar muchas páginas, descargar contenidos, conectarse a la VPN, asistir a reuniones telemáticas, etc., y el ADSL puede llegar a dar problemas. Por eso, tendrás que disponer de una tarifa con máxima velocidad de subida y una velocidad de bajada que supere la media.
- Adecuación del espacio de trabajo. Al teletrabajar es imprescindible olvidar el uso de la mesa del comedor, la mesa de centro del salón o tus piernas como soporte del ordenador. Resulta muy importante disponer de una zona de trabajo que incluya un escritorio, una silla ergonómica, unas conexiones apropiadas y la posibilidad de aislarte del ajetreo normal del hogar, o las distracciones reducirán el rendimiento de tu tiempo. Esto implica cierta inversión, por supuesto.
- Agua corriente y otros insumos menores. Cisternas, artículos de higiene, etc. son pequeños gastos que se suman al total cuando pasamos más horas en casa.
Es probable que, ciñéndose a la normativa reguladora del teletrabajo, las empresas deban hacerse cargo de, al menos, una parte de estos gastos extra, lo cual supondrá un respiro para el presupuesto familiar. Teniendo en cuenta que el teletrabajo deriva, asimismo, en una mayor flexibilidad para conciliar la vida laboral y familiar, aunque el trabajo se haya colado en nuestros espacios privados, la clave para que el ahorro incline la balanza a su favor frente a los gastos es cuidar de los detalles que hemos visto previamente. De ese modo el teletrabajo, total o parcial, resultará beneficioso y se afianzará oportunamente en nuestras rutinas cotidianas.