Cuando hacemos referencia a la energía verde estamos aludiendo a un medio para desarrollar nuestra actividades habituales causando un impacto mínimo en el medio ambiente. Las medidas básicas para evitar un mayor deterioro del planeta son varias, y una de ellas implica habitar en él dejando la menor presencia de huellas posible. Sin embargo, mover nuestra vida contemporánea exige grandes cantidades de energía y, por eso, es fundamental apostar por utilizar las fuentes de energía verde disponibles, mientras se reduce el consumo de las llamadas energías grises. No parece fácil de lograr, pero es posible. Comencemos por comprender, en primer lugar, qué es la energía verde. ¿Se trata de las que se conocen como energías renovables?
¿Qué son las energías verdes?
Los productos verdes representan a todos aquellos bienes y servicios de calidad ecológica, seleccionados y consumidos por quienes han tomado conciencia de la importancia de cuidar la naturaleza, incidiendo en ella a muy bajos niveles. Los preceptos elementales de un estilo de vida verde o sostenible son reciclar, reutilizar y renovar. Es esencial aplicarlos también a la energía, y tender al consumo de energías que puedan cumplirlos.
La respuesta a la pregunta que habíamos dejado pendiente es que, en efecto, la energía verde pertenece a la categoría de las energías renovables. Aunque no todas las energías renovables son verdes o ecológicas.
La energía hidráulica es un claro ejemplo de ello. Esta energía es renovable, limpia, permite una generación energética estable y su producción es flexible, ya que se puede regular el paso del agua en los embalses. Además, es segura, ya que no origina desechos tóxicos, como sí lo hace la energía nuclear. No obstante, la energía hidráulica no es un tipo de energía verde, ya que conlleva un fuerte impacto medioambiental, negativo para los ríos y los ecosistemas que habitan en ellos y los alrededores.
La energía verde se obtiene de fuentes no contaminantes y respetuosas con el medio ambiente. Se trata de saber utilizar los recursos que tienden a ser infinitos, con una escasa alteración de la naturaleza. Entre ellas se incluyen las energías solar, eólica y mareomotriz, entre otras.
Energías verdes utilizadas en la actualidad
A continuación, analizaremos las principales energías verdes que hoy se manejan, algunas extensamente utilizadas, otras aún en fase de consolidación y algunas aún en ciernes, pero a las que se augura un futuro prometedor:
Energía solar
Si bien es cierto que para aprovechar la energía solar es necesaria una gran inversión inicial, se trata de una fuente que logra abaratar los costes de producción a mediano y largo plazo. Es válida para producir calor o electricidad tanto en los hogares como en lugares públicos y ello es evidente, por ejemplo, en la utilización de farolas solares para el alumbrado de la calle. Esta energía es limpia, no provoca contaminación acústica y se vale de la acumulación de la energía solar para luego utilizarla con diversos fines. Como desventajas, además del gran desembolso económico en equipos, están el impacto visual de la zona en la cual se instalan los paneles solares y la necesidad de una significativa incidencia de los rayos solares. Además, aún se cobran impuestos en algunos países por el uso de esta energía, aunque estos cargos tienden a desaparecer.
Energía eólica
Se trata de la energía cinética y consiste en aprovechar la fuerza del viento, por lo cual esta energía es totalmente renovable, limpia y no induce al cambio climático ni al efecto invernadero. Se utilizan aerogeneradores, que son cada vez más modernos y eficientes. Esta clase de energía se puede usar tanto a pequeña como a gran escala, si bien es cierto que en la mayoría de los países se aprovecha únicamente para proveer a la industria. El inconveniente que presenta es a nivel paisajístico. Además, los aerogeneradores deben instalarse en zonas donde no existan barreras naturales que impidan el fluir del viento. Para minimizar el impacto en el paisaje natural, se han comenzado a instalar aerogeneradores marinos a menos de 3 kilómetros mar adentro. Como desventaja, se ha observado que sus vibraciones podrían influir negativamente en los ecosistemas marinos, y que se necesitan mucho más cableado e infraestructuras más sofisticadas para transportar la energía generada. A pesar de estos inconvenientes, sus puntos positivos compensan su utilización.
Energía mareomotriz
Esta energía se produce gracias al movimiento generado por las mareas. Se recoge mediante turbinas que activan la mecánica de un alternador. La misión de este dispositivo es generar energía eléctrica, la cual se distribuye gracias a que está conectado con una central en tierra. No consume elementos fósiles ni produce gases que ayudan al efecto invernadero y, por eso, se considera que es una de la energías verdes viables. Existen tres métodos para aprovechar la fuerza de las mareas y generar energía. Una es instalar generadores de corriente de marea, sistema que destaca por sus costos bajos. Otra manera es emplear presas de marea en estuarios y ríos, que aprovechan la energía potencial que existe en la diferencia de altura entre mareas altas y bajas, aunque este sistema implica grandes inversiones en infraestructuras y puede acarrear problemas medioambientales. La tercera forma de obtener energía del mar es mediante un sistema de energía mareomotriz dinámica, aún en fase teórica, que emplearía largas presas salientes de las costas que se internarían hasta 50 kilómetros en el mar, sin encerrar un área determinada.
Energía geotérmica
La energía geotérmica se genera en el subsuelo o, lo que es lo mismo, se extrae del calor interior de la Tierra, normalmente en zonas volcánicas. Se caracteriza por ejercer un mínimo impacto ambiental y por permitir una producción es más barata que otras formas de obtener energía muy contaminantes. Es ventajosa para su uso residencial, ya que hace posible la generación de electricidad y calor a costes muy bajos mediante una bomba geotérmica.
Energía obtenida a partir de sistemas piezoeléctricos
Es posible definir la piezoelectricidad como la carga eléctrica que se acumula en algunos materiales sólidos como consecuencia de una tensión mecánica. Esta energía puede aprovecharse para producir voltaje. Los cristales piezoeléctricos, por ejemplo, pueden incrustarse en objetos de uso cotidiano. Un joven filipino creó una plantilla para zapatos que aprovecha la energía generada a cada paso. Puede llegar a generarse suficiente energía como para cargar móviles o tablets. Esta energía se recoge, por ejemplo, en los torniquetes y pasos del metro de Japón, y probablemente su uso aumente con el correr del tiempo.
Biomasa
El caso de la biomasa es bastante controvertido. Por un lado, está la biomasa forestal, que implica la tala de árboles y, por lo tanto, nada menos verde que este método de obtener energía. Sin embargo, el aprovechamiento de los residuos vegetales y forestales como, por ejemplo, las mazorcas de maíz, los huesos de aceitunas y cualquier elemento de origen vegetal no aprovechable, convierte a esta fuente en energía verde.
Biogás
Se ha demostrado que las explotaciones ganaderas generan grandes volúmenes de gas metano, responsables en gran medida del efecto invernadero que conduce al cambio climático. Junto a las emisiones de gases industriales, el gas metano es capaz de deteriorar la capa de ozono. Por eso surgió la idea de aprovechar el biogás, y hoy se incluye entre las fuentes alternativas más utilizadas para producir energía renovable. El biogás se puede convertir en electricidad y calor, y se obtiene mediante la descomposición causada por varias bacterias de distintas sustancias orgánicas, en la ausencia de oxígeno. En la Unión Europea se considera que al utilizar el biogás se puede favorecer la reducción gradual de la situación actual de la contaminación del aire y, por lo tanto, del efecto invernadero.
Conclusiones
La realidad demuestra que la utilización de energías verdes proporciona una serie de ventajas, que las convierten en las opciones más inteligentes de producción de energía:
- Se trata de energías renovables y, por lo tanto, su generación es ilimitada.
- Sus formas de producción y aprovechamiento no generan (o generan en términos mínimos) productos de desecho o tóxicos como, por ejemplo, dióxido de carbono.
- Su impacto en el medio ambiente es escaso.
- Pueden ser grandes motores de desarrollo económico, gracias a la gran cantidad de puestos de trabajo, directos e indirectos, que se deben crear para producir materias primas para la fabricación de los elementos de generación de energía, su instalación, su mantenimiento, etc.
La tendencia a una mayor utilización de las energías renovables es notoria. Está en manos de los consumidores activar la demanda de este tipo de energías para cubrir sus necesidades cotidianas. De ese modo, se irá favoreciendo la eliminación de la producción de energía mediante sistemas obsoletos, altamente nocivos para la salud de los seres vivos. Esta alternativa no conlleva un incremento en las facturas de energía sino que, en el largo plazo, podría suceder todo lo contrario. El ahorro individual, además, irá de la mano con una importante acción para preservar el medio ambiente, y el momento de tomar conciencia y comenzar a aplicar estas medidas ecológicas es ahora. ¿Nos apuntamos al cambio en favor del planeta?