Antes de analizar cómo podríamos estar dañando la capa de ozono sin advertirlo, conviene precisar qué es la capa de ozono. Se trata de la zona de mayor concentración de moléculas de ozono presentes en la estratosfera. Esta capa tiene un grosor de entre 10 y 20 kilómetros, y se podría decir que forma una especie de burbuja que envuelve a la Tierra. Su misión es actuar como un filtro para proteger al planeta de la incidencia de rayos UV emitidos por el sol, conocida como radiación ultravioleta.
¿Qué es el ozono?
El ozono, es un gas cuya molécula está conformada por 3 átomos de oxígeno. Por eso, su fórmula química es O3. Este gas está presente en dos de las cinco capas que componen la atmósfera. Una de ellas es la troposfera, la capa más cercana a la superficie terrestre, y alberga el 10 % del ozono. La otra capa es la estratosfera, en la cual se concentra el resto del gas y, como se ha explicado en el párrafo anterior, este sector constituye la capa de ozono.
Es interesante saber que el ozono se forma como resultado de un conjunto de reacciones químicas en las que interviene la luz solar, y está presente de forma natural. Este gas ayuda a eliminar los elementos contaminantes emitidos desde la Tierra, y su desaparición generaría un aumento del metano, el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno en la atmósfera.
Si bien es cierto que todas las moléculas de ozono tienen la misma composición, el que se encuentra en la estratosfera es diferente del que se acumula en la troposfera. El ozono estratosférico se conoce como “ozono bueno” ya que, a la vez que absorbe los rayos ultravioletas, contribuye a mantener una temperatura estable y favorecedora para el desarrollo de la vida. Por el contrario, la generación del ozono troposférico es una consecuencia de la actividad humana, y resulta nocivo por sus efectos oxidantes. De hecho, altera el rendimiento de las cosechas, aminora el crecimiento de los bosques y provoca afecciones respiratorias.
Por todo lo expuesto podemos afirmar que la reducción del ozono troposférico es un objetivo que debemos perseguir, mientras tenemos que abogar por la preservación de la capa de ozono estratosférica. Su escasez, provocaría la aceleración del calentamiento global, un aumento del riesgo de padecer cáncer de piel, cataratas o envejecimiento prematuro de la piel, ralentizaría el crecimiento de las plantas y afectaría al ecosistema acuático.
¿Qué acciones aparentemente inofensivas afectan los niveles de ozono?
Tu día a día, puede incluir una serie de hábitos que contaminan el medio ambiente, y pueden llegar a causar daños severos en la capa de ozono. La buena noticia es que puedes corregirlos fácilmente y ayudar a cuidar un planeta que, por el momento, es el único disponible para las formas de vida terrestres. Apuesta por cambiar estas acciones:
- Comprar muebles de madera natural. Los muebles de maderas nobles son la quintaesencia de la elegancia y ofrecen un magnífico nivel de calidad, aunque para fabricarlos es necesario talar distintos árboles. Y ello conduce, a corto y mediano plazos, a la deforestación. Además, al no contar con suelos adecuados suficientes para la siembra de árboles, su número se viene reduciendo drásticamente. A su vez, los bosques permiten que muchos de los gases contaminantes presentes en el aire que respiramos se neutralicen, y que el aire se limpie. Los árboles son los encargados de cumplir esa función.
- Llevar una dieta basada en carnes, principalmente rojas. Si investigas qué produce más emisiones de gases causantes del efecto invernadero, si es criar vacas o conducir automóviles, la respuesta podría sorprenderte. Según un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación o FAO, el sector ganadero genera hasta un 18 % más de CO2 que el sector transporte. Ello supone que también es un de las principales causas de producción de gases de efecto invernadero, de calentamiento del planeta, de la degradación de las tierras, de la contaminación del agua y la atmósfera y de la pérdida de la biodiversidad. Como nación, según los datos del Informe del Consumo Alimentario en España en 2018, estamos reduciendo nuestra ingesta de carne considerablemente, en comparación con otros países.
- Conducir de forma poco eficiente. Además de optar por moverse en coches híbridos o eléctricos en lugar de los tradicionales vehículos a diésel o gasolina, es necesario cuidar el modo de conducción, para reducir el consumo de combustibles y, por ende, la huella de carbono.
- Conservar en uso los electrodomésticos antiguos, que consumen una gran cantidad de energía. La nevera y el congelador, por ejemplo, son aparatos que permanecen encendidos las 24 horas, los 365 días del año y representan un alto porcentaje del gasto energético reflejado en la factura de la luz, principalmente los anteriores al año 2005.
- Utilizar desodorantes y perfumadores de ambientes en aerosol. En el año 1970, Frank Rowland y Mario Molina de la Universidad de California, probaron que los aerosoles contenían CFC o clorofluorocarbono, un elemento que afecta la capa de ozono. En la elaboración de los productos actuales de esta clase se ha regulado el uso de elementos tóxicos, aunque no por ello dejan de ser contaminantes.
Para detener el deterioro de la capa de ozono podemos empezar por cambiar nuestro estilo de vida. Por ejemplo, en lugar de muebles de maderas refinadas se pueden comprar de plástico, que son modernos y prácticamente indestructibles. También son buenas medidas reducir el consumo de carnes rojas, evitar el desperdicio de agua, utilizar más el transporte público y los vehículos enchufables, conducir preferiblemente en marchas largas y depositar los residuos en contenedores que faciliten su reciclaje.
Asimismo, es esencial considerar que un frigorífico de clase A+++ puede llegar a consumir un 80 % menos de energía que uno de clase D, por lo cual elegir un modelo de máxima eficiencia energética supone una inversión muy rentable. Con respecto a los aerosoles, es importante preferir los desodorantes corporales en barra o roll on. Para conseguir un buen aroma ambiental, debería conseguirse con velas perfumadas o aceites esenciales.
Tal y como puedes observar, cambiar algunos hábitos y productos de uso cotidiano puede ayudar a reducir el impacto ambiental que ocasionamos durante nuestra vida. Adaptarse es fácil y ciertos cambios importantes, como contratar un tipo de energía procedente de fuentes limpias y renovables, incidirán en positivo tanto para el medio ambiente como para nuestra economía. Para proteger la capa de ozono y reducir la contaminación ambiental, evidentemente, debemos actuar ya.